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domingo, 6 de junho de 2010

La Ciencia Inca

LA HISTORIA ANTES DE LA HISTORIA
Miriam R. Cobos
Resumen
La historia está conformada de cambios que se van produciendo en la sociedad, debido a la acción de los hombres. Para considerar la historia de la Neurocirugía debe comenzarse por las primeras trepanaciones dado que son el punto de inicio del hombre en la práctica quirúrgica craneana hasta llegar con el paso del tiempo a la Neurocirugía actual.
Se ha probado ampliamente, como lo demuestran cráneos con signos de crecimiento óseo en áreas de abordajes, que el hombre del neolítico practicó trepanaciones en pacientes vivos con diversos fines. Entre ellos con el fin mágico para que los espíritus malignos pudieran salir de la cabeza del paciente, como iniciación mística de los jóvenes en algunas tribus, para obtener partes del cráneo como amuletos o simplemente para ayudar algún congénere herido. Estas evidencias entremezcladas hacen también que para las ciencias el comienzo histórico de la especialidad se marque en un punto de partida diferente del que determina la definición moderna de Neurocirugía: la especialidad que nace de la conjunción de la cirugía y la neurología, sin considerar los antecedentes etnohistóricos.

Para hablar de la Historia de la Neurocirugía Argentina desde su más amplio contexto debe comenzarse desde los orígenes, es decir desde los primeros procedimientos realizados sobre un cráneo por el hombre más antiguo que habitó lo que hoy es el territorio nacional, lo que se puede considerar como Neurocirugía Prehistórica.
Palabras clave: Historia, Neurocirugía prehistórica, aborígenes, trepanaciones, tumi, Neurocirugía Argentina.
Para que un relato tenga carácter histórico debe ser con- temporizado, por ello historia no es solo enumerar una serie de datos debidamente documentados aislados de otros acontecimientos. Por el contrario es relatar y exponer acontecimientos pasados, su evolución a través del tiempo enlazado con hechos socioculturales, económicos y políticos, nacionales y de la historia mundial.
La historia está conformada de cambios que se van produciendo en la sociedad, debido a la acción de los hombres. Debe tenerse presente que no todo lo que se escribe sobre el pasado es considerado como historia por la comunidad científica de una determinada época. Actualmente "historia" es la ciencia que investiga las transformaciones de la sociedad, analiza distintos tipos de hechos (demográficos, económicos, de mentalidades, institucionales y acontecimientos importantes de las masas). Se trata de describir, analizar las posibles causas e innovaciones, sacar conclusiones y seleccionar lo que el investigador valora como fundamental escribiendo como consecuencia de todo ello el resultado de su investigación. Se producen así historias narrativas, del bronce, oficiales, contra his- torias, críticas, científicas, etc.
En cuanto a los comienzos de la Neurocirugía la trepanación puede considerarse como el punto de inicio del hombre en la práctica neuroquirúrgica.
A nivel mundial esta técnica es considerada como el primer procedimiento quirúrgico realizado por el hombre dado que se halla registrada en papiros de hasta 5.000 AC.
Existen algunos reportes controversiales sobre otro hallazgo de la época del hombre de Neandertal donde se constata una amputación en un miembro inferior con lo cual ambos procedimientos se disputarían ese primer puesto dentro de las ciencias médicas. Pero cabe destacar que hasta la actualidad este último reporte no ha podido ser demostrado como un acto quirúrgico en si mismo, pues no puede descartarse que se corresponda con una amputación traumática.
Sí, se puede asegurar en cambio que el hombre del neolítico habitante de Europa y América entre los años 5.000 y 2.000 AC practicó numerosas trepanaciones demostrándose ello por hallazgos de gran cantidad de cráneos con señales inconfundibles de haber sido sometidos al procedimiento de trepanación. En 1873 Primières y Broca iniciaron, según la documentación recabada, los primeros reportes sobre el estudio de cráneos trepanados y lo relacionaron con pequeñas piezas a las que llamaron "rondelles", discos óseos extraídos por algún método de trepanación de cráneos los cuales eran guardados o colgaban del cuello de los antiguos aborígenes. Esta práctica era realizada según los autores mencionados en cadáveres o en cráneos de seres que sobrevivieron a dichos procedimientos. Esto último fue demostrado por la presencia de signos de crecimiento óseo en los bordes de las trepanaciones que fueron hallados en cráneos recabados durante investigaciones arqueológicas. Se ha probado así que el hombre del neolítico practicó trepanaciones en pacientes vivos con fines según se cree, en primer lugar mágico para que los espíritus malignos pudieran salir de la cabeza del paciente, como iniciación mística de los jóvenes en algunas tribus dado que la mayoría de estas técnicas se observan en cráneos de jóvenes y adolescentes y para obtener los amuletos.
Es en el neolítico que durante la evolución de hombre aparecen también lesiones producidas por hachas, armas rudimentarias, o piedras.
Lesiones especialmente halladas en la zona frontal (zona en la que predominan las trepanaciones), como lo demuestran procedimientos realizados próximos a trazos fracturarios o hundimientos, pudiendo presuponer que se realizaron con algún fin terapéutico.
Otros cráneos hallados muestran verdaderos abordajes dado que se encuentran en áreas craneales que se corresponden con territorios que evitan senos venosos. Esto reafirmaría la teoría que sostiene que conocían bien la anatomía craneana quienes realizaban dichos procedimientos.
Por ello es lícito pensar que no existía en la neurocirugía prehistórica al igual que como sucede en la actual un solo motivo para realizar estos procedimientos sino varios: mágico, racional, empírico o la intención de ayudar a un congénere. Todos ellos combinados dan como resultante que fuera la cirugía documentada más antigua del mundo.
Estas evidencias entremezcladas hacen también que para las ciencias el comienzo histórico de la especialidad se marque en un punto de partida diferente del que determina la definición moderna donde no se consideran los antecedentes etnohistóricos.
Si se considera la especialidad desde sus comienzos y a su evolución a través del tiempo junto con la evolución de las sociedades en las que se practicó, partiendo desde Vol. IX NÚMERO 2, 2007 la primera intervención realizada sobre un cráneo, hecho que además se repite sistemáticamente en todos los textos y escritos internacionales donde se hace referencia a los comienzos de las prácticas neuroquirúrgica. Parta desde donde se parta el hito inicial primeramente documentado en relación con esta especialidad médica es la trepanación.
Es por ello que para hablar de la Historia de la Neurocirugía Argentina debe comenzarse desde los orígenes, es decir desde los primeros procedimientos realizados sobre un cráneo por el hombre más antiguo que habitó lo que hoy es el territorio nacional, lo que podemos considerar como Neurocirugía Prehistórica Argentina.
Nuestra historia neuroquirúrgica tendría así sus comienzos con las prácticas más remotas realizadas sobre un cráneo humano que existen documentadas y que se realizaron específicamente dentro de lo que hoy es el territorio argentino. Determinado este hecho se puede avanzar progresivamente en su evolución pasando por la creación de la Neurocirugía como especialidad hasta llegar a la escuela neuroquirúrgica moderna.
El fin es encadenar la sucesión de hechos, episodios o circunstancias que sentaron las bases y permitieron llegar al desarrollo de la especialidad en tiempos modernos. En base a todos estos avances aparecen las tradiciones decimonónicas que han contribuido en este aspecto a la historia científica de hoy en día incluyendo los cambios sociopolíticos de cada época a fin que sea un relato histórico y no meramente una suseción de hechos. Es así que el primer antecedente aunque bastante ambiguo que existe sobe la actividad neuroquirúrgica se remonta a trepanaciones craneanas durante la época del hombre del neolítico (5.000 a 2.000 AC) que habitó América y Europa.

Época en la que como se mencionó se comienzan a utilizar herramientas y armas rudimentarias. Luego de muchos siglos sin registros exactos y donde los mayores descubrimientos se producen en Europa y Asia aparecen con el descubrimiento de América civilizaciones con culturas muy vastas y un conocimiento de las ciencias en general y de la medicina en particular cronológicamente tan antiguas como muchas civilizaciones europeas o asiáticas: mayas, aztecas e incas. Estos últimos reconocidos por realizar entre otras cosas craniectomias con fines mágicos, rituales y médicos.
Se cree que aprendieron el arte de la trepanación de los antiguos paracas, aborígenes del sur de Pisco en lo que hoy se conoce como República del Perú siendo consideradas como civilizaciones pre incaicas.
Esta civilización poseía el más exacto conocimiento anatómico. Así lo demuestran innumerable cantidad de cráneos con trepanaciones donde se respeta claramente estructuras vitales para la vida del hombre como lo son los senos venosos (craniectomias definitivas que los evitan). Además se aprecia en la gran mayoría de estos hallazgos arqueológicos bordes de regeneración ósea sobre el área trepanada lo que demuestra la sobrevida del paciente a la intervención. En otros puede verse próximo o subyacente a la trepanación trazos fracturarios.
En nuestro territorio los primeros que realizan craniectomias aplicando el criterio anatómico incaico fueron los indios diaguitas* (1), como lo demuestran gran cantidad de cráneos que se hallan en el Museo de Ciencias Naturales de la ciudad de La Plata.
Los Diaguitas eran aborígenes del noroeste argentino cuyo territorio se extendía en lo que hoy es el centro de las provincias de Jujuy y de Salta, este de Catamarca, oeste de Tucumán y la provincia de La Rioja.
Esta civilización alcanzó en su apogeo más de 200.000 habitantes y se caracterizó porque se autodenominaban con diferentes nombres, uno por cada uno de los pueblos independientes que existían como por ejemplo: Pulares, Gualfines, Angastacos, Capayates, Tolombones, Amaichas, Quilmes, Yocabiles, Abaucanes, Andalgalas y Famatinas. Todas poblaciones con igual modo de vida que hablaban el Kakan, lengua que desapareció hace más de 200 años y cuyo único diccionario realizado por un sacerdote jesuita, en la actualidad se ha extraviado y sólo se sabe que era una lengua de sonidos guturales.
El territorio correspondiente al hoy noroeste argentino tuvo sus primeros pobladores hace más o menos unos 11.000 años (hombre del neolítico), 1000 años AC se organizaron en civilizaciones agrícolas, ganaderas y que practicaban la alfarería.
Se considera que a partir del año 850 DC se desarrolló la cultura diaguita como tal y que hacia 1480 el inca to- pa extendió su dominio al noroeste argentino y chileno transformándose esta región en el qolla suyu provincia del sur del estado incaico.
Aproximadamente 50 años antes de la llegada de los españoles vivían en esta zona funcionarios militares y sacerdotes del Tawa inti suyo* (Imperio Inca), lo que demuestra la gran penetración que tuvieron en los aborígenes de nuestro territorio, de hecho los incas fueron quienes llamaron "Diaguitas"* a nuestros antepasados. El imperio era surcado por la carretera conocida como Camino del Inca, este camino cruzaba el territorio diaguita hacia Mendoza en el sur y luego hacia el oeste hasta llegar a la vecina República de Chile, con los años dicho camino se convertiría en la forma de comunicación, comercio y dominación de otro grupo de aborígenes mucho más combativos que habitaban el territorio trasandino (los Araucanos) (2), estos generarían una penetración final en nuestro territorio conocida como araucanización argentina. Cabe destacar que si bien su influencia no fue tan notoria desde el punto de vista de nuestra especialidad, realizarían algunos procedimientos extracraneales a modo de "molduras" para deformar cráneos que pueden considerarse junto con las trepanaciones como los primeros procedimientos realizados sobre el cráneo en la Argentina.
Ambos procesos de invasión a las culturas aborígenes de nuestro territorio se denominan en la actualidad como transculturación, es decir el proceso por el cual un pueblo o grupo social recepciona formas de culturas procedentes de otro modelizando a las propias.
Continuando con el accionar Inca, cabe destacar que estos para completar la colonización del territorio enviaban a los mitimaes (colonos incas), que trajeron consigo sus costumbres y el idioma quechua, idioma que solo era hablado por unos pocos diaguitas (a partir del siglo XV) para poder comunicarse con otros pueblos dentro del imperio, (apogeo inca entre los siglos XII y XVI).
Fieles a su ideal colonizador los incas no destruían a las civilizaciones que invadían si estas no se resistían, por el contrario las incorporaban al imperio, aprendían sus costumbres incorporando su cultura además de enseñarles parte de la propia.
El arte de curar en esta civilización poseía algunas características especiales o particulares principalmente en el tratamiento de lo que podríamos llamar "males cerebrales" que otros aborígenes americanos desconocían. Tanto diaguitas como Incas utilizaban el método de trepanaciones mediante piedras llamadas obsidianas o los champis con mezclas de cobre.
De este material se tallaban los tumi (cuchillos sagrados usados para las trepanaciones) (2). Se desconoce el motivo por el cual los diaguitas, seres extremadamente pacíficos, aprendieron este arte.
Se cree por recopilación arqueológica y etnohistórica que el fin era más que religioso y podría relacionarse según estas investigaciones con el de tratar algunas enfermedades.
Si se usa esta técnica etnohistórica y se observa la cantidad de cráneos rescatados que se conservan se puede apreciar que muchos de ellos sobrevivieron. Si se considera el número de cráneos hallados, comparado con la población total de esa civilización (en la época de mayor esplendor 200.000 hab.) difícilmente esta práctica se realizaba con fines religiosos dado que corresponde al 0,02% de la población. Si consideramos que al momento de la invasión inca, la población diaguita era menor a la cifra mencionada, el porcentaje podría elevarse cercano al 1% (cifra que es similar a los porcentajes habituales de patología neuroquirúrgica de cualquier población en la actualidad). Esto refuerza la teoría que las prácticas de los Chamanes no eran únicamente religiosas sino que podrían tener cierto razonamiento de tipo terapéutico.
No debemos olvidar que por esas épocas no existían métodos diagnósticos como los conocemos hoy en día; por ello es posible considerar que de los procedimientos realizados aquellos que se relacionaran con enfermedades podrían tener que ver con ayudar a los heridos más que con diagnosticar enfermedades cerebrales. A pesar de to- dos estos razonamientos no debemos olvidar que si bien eran aborígenes pacíficos y que aceptaron la colonización inca no incorporaron por completo sus costumbres pero sí adoptaron el método de trepanación queda sin responder hasta la actualidad las causas sin descontar los motivos expuestos.
Analizando el resto de los aborígenes de nuestro país y sus actividades relacionadas con el tratamiento de enfermedades y en particular con tratamiento de enfermedades neurológicas, encontramos a otro grupo, la tribu mapuche que poblaba y aún puebla las tierras que circundan el curso inferior del río Negro en la Patagonia. Sus orígenes son trasandinos pero con las invasiones sucesivas y posteriores a la llegada de los españoles también poseían tierras a este lado de la cordillera. Esta tribu no trepanaba cráneos solo los deformaba por aplastamiento con tablillas y vendas convirtiéndolos en cráneos cortos y aplastados o anulares, procedimiento que se cree se realizaba por una cuestión social para identificar a los elegidos o chamanes (4), (quienes tenían poderes mentales supernaturales capaces de curar e invocar a los espíritus). Esta técnica podríamos corresponderla salvando las diferencias actuales con un equivalente antiguo de las modernas plásticas craneales.
Existen también escritos de Valdizán donde se hace referencia a los indios araucanos, los cuales se "sangraban" probablemente en alguna forma de "alineación mental" ("…ventosa frontal con sangrado de tres onzas atrás, occipital, para dirigir la fuerza de la sangre y mejorar el mal…" (Sic). Esta aseveración también es referida por el Padre Valdivia refiriéndose a que los araucanos se sangraban cuando "tenían pena" (4).
En estos dos últimos procedimientos no se puede llegar a conclusiones o comparaciones tan minuciosas como con los procedimientos practicados por los diaguitas, pero no por ello son procedimientos menos importantes de abordajes a la bóveda craneana y tratamientos chamánicos de males cerebrales.
Mientras los chamanes practicaban su arte con evidente éxito, la colonización española da comienzo en América y es así que en 1534 don Diego Almagro llega desde el Perú con 500 soldados buscando el camino a Chile, (camino del Inca).
También en 1534 naves al mando de don Pedro de Mendoza llegan a las orillas del Río de la Plata y fundan el Fuerte y Ciudad de Santa Maria de los Buenos Ayres. Luego de muchas batallas con los indios querandíes la fortaleza de Santa Maria de los Buenos Ayres es despoblada y sus habitantes son enviados a Asunción.
En 1550 se funda la Ciudad del Barco, que debe cambiar dos veces de lugar por guerras con los diaguitas, el último nombre que se le coloca a este asentamiento en su tercera y definitiva ubicación es Santiago del Estero el cual se hallaba muy cerca de la civilización aborigen.
En 1565 los conquistadores españoles continúan su avance hacia el oeste, y en 1580 don Juan de Garay refunda la ciudad de la Trinidad y Puerto de Santa Maria del Buen Ayre.
Lentamente la colonización española desmiembra a la civilización diaguita perdiéndose gran parte de su cultura y de acuerdo con la tendencia de la época se evitarán de aquí en adelante hasta ya entrados en el siglo diecinueve las prácticas relacionadas con las trepanaciones o cualquier otro procedimiento similar por creerlos "actos de brujería".
Cabe destacar que esta reseña histórica relacionada con la especialidad no es más que un intento de aproxima ción a nuestros antepasados para comenzar a comprender de allí en más como se llega sucesivamente a lo que es hoy en día nuestra especialidad. Será en nuestro país durante el siglo mencionado que algunos hombres de ciencia intentarán resolver temas relacionados con enfermedades neurológicas, iniciándose con la atención de heridos craneales durante las campañas contra el indio. Copiarán ya con conocimientos médicos y anatómicos especificos estos abordajes por los cuales muchos serán discriminados por sus colegas por ser considerados "médicos brujos", pero la persistencia de los mismos tendrá el empuje suficiente para iniciar definitivamente la cirugía neurológica en nuestro país. El valioso aporte de estos "médicos brujos" es un tema que queda abierto un próximo artículo.

Fuente:
http://www.rneurocirugia.com/index.php?redir=V_ART&id=222&vol=9&nro=2&I=



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