Los orígenes del pueblo Inca remontan a las civilizaciones anteriores a los Nazca y Tiwanaku. las crónicas del imperio narran la historia de la familia Ayar, que emigró para Cuzco venida desde el norte, cuyo último superviviente alcanzó la condición de dios. De hecho, se sabe con seguridad que ese imperio llegó a abarcar más de 900.000km² en la costa del Océano Pacífico y que su primer emperador-jefe, Manco Capac, creó, alrededor del siglo XV AEC, el sistema de organización social y estatal más avanzado de la América precolombina.
Esa organización del Estado, aliada al establecimiento de una religión y una lengua oficial, permitió la convivencia pacífica de una grande diversidad de etnías somentidas a un gobierno central, que a su turno legó el poder a las familias más importantes de cada aldea. Como en cualquier otro imperio del Occidente, utilizaron el arte como expresión máxima de la difusión de su poder. La función religiosa cedió lugar a la representativa y utilitaria, con obras más próximas de ingeniería que de las disciplinas artísticas.
Los testimonios más importantes de esa cultura se encuentran en la arquitectura monolítica y despojada de ornamentos, en la que demuestran tanto la técnica impecable como una gran frialdad expresiva. el aspecto más notable de esa arquitectura es la soprendente destreza a que ese pueblo llegó en el trabajo con la piedra. Por ello es posible encontrar tres tipos de construcción estrechamente relacionados con los géneros arquitectónicos.
Las obras civiles de menor importancia, las casas del pueblo y los depósitos de alimentos eran construidos on piedras irregulares; las fortalezas y torres, con piedras gigantescas; los templos, palacios y edificios del gobierno, con paredes de piedras geométricas regulares, polidas y encajadas una en la otra, sin argamasa.
Aún se desconoce el sistema utilizado por los incas para encajar perfectamente los enormes bloques de piedra con que construían sus fortalezas y templos. No mismo una lámina de afeitar podría ser introducida entre dos de esas piezas colosales.
En la capital del imperio, Cusco, se encontraban las dos edificaciones más significativas: el ori-canca, templo del Sol, y el Sacsahumán, local donde se vivenciaba la divinidad. A partir de ellos se trazó el resto de la ciudad, pues ellos estaban en sitios estratégicos, como ejemplo de las fortalezas, que servían de protección. Los palacios y las casas de los nobres, en general, tenían un plano cuadrado, y las de las construcciones religiosas eran circulares. Los incas jamás construyeron pirámides, y las encontradas en el lugar son anteriores a esa civilización.
Las ruinas de Machu Picchu, probablemente el elemento más representativo del imperio inca, continúan siendo un enigma para los arqueólogos e historiadores. Descubiertas en 1911, se cree que los españoles desconocían su localización y, durante siglos, fue el símbolo de los pueblos sometidos por los españoles, siendo conocido solamente por los indígenas andinos.
La construcción es muy semejante a la de los incas, pero anterior a éstos, que quizás por ello hayan mantenido el local en secreto como templos de las Vírgenes del Sol, hecho que se deduce por los cadáveres femeninos encontrados en las excavaciones. Su aspecto más relevante es la fusión completa entre las formas arquitectónicas y las orográficas de la montaña.
Fuente: http://www.pegue.com/artes/arquitetura_inca.htm
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